AUTOESTIMA DESDE LA FUNCIONALIDAD

Nos encontramos ante uno de los conceptos que más polémica ha causado. A lo largo de la historia, ha ido adquiriendo diferentes definiciones y son muchos los autores que han decidido argumentar sobre ella. Ha generado mucha confusión en cuanto a si se trata de un concepto interno o externo, si es una valoración, si es una opinión... 

Digamos que el concepto de autoestima es amplio en cuanto a matices. Por tanto, una definición muy simplista no casa en exceso. Más que centrarnos en si es buena o es mala, es más interesante conocer su funcionalidad. ¿Qué quiere decir esto? Centrarse en su vertiente de ''poder hacer''. 

Es importante saber que no se trata de algo estable y definitivo, sino que la autoestima va cambiando a lo largo de nuestra trayectoria y como reacción ante ciertas experiencias o etapas evolutivas. No se trata de algo estático. Y por tanto, aplicado a la funcionalidad, nos vendría a indicar que unos días te sientes más capaz que otros. 

El concepto de autoestima desde la funcionalidad puede entenderse como una mesa con cuatro potentes patas tal y como describía Walter Risso. Estas patas se centran en: 

  • Autoconcepto: la opinión que tengo de mí mismo. 
  • Autoimagen/autocuidado: la forma en que me veo o me cuido. 
  • Autorrefuerzo: la manera en que me hablo. 
  • Autoconfianza/autoeficacia: el grado de capacidad que creo que tengo. 

Estos cuatro pilares se retroalimentan en conjunto. Si alguno de ellos se siente más debilitado, es posible que afecte al resto. 

Respecto a lo que comenté al inicio sobre interna o externa, estos factores deben ser independientes del entorno. Es decir, lo externo puede afectarnos pero nuestra autoestima (con sus cuatro pilares) depende en su mayoría de nosotros mismos. Piénsalo bien, si hacemos que dependa de lo externo no estoy reflexionando acerca de cómo YO me veo, lo que opino YO de mí, cómo me hablo YO o cómo de capaz creo YO que soy. 

Mantener el equilibrio es clave para adaptarnos a las circunstancias que nos van sucediendo y, así, mantener un nivel adecuado de autoestima. Aumenta nuestra percepción de control. 

Muchos de los factores que pueden afectarla provienen del plano cognitivo, es decir: nuestros pensamientos, distorsiones cognitivas, pensamientos intrusivos, patrones de pensamiento... Para acomodar todo esto de manera adecuada, siempre puedes consultar con un profesional de la psicología. 

Psicólogo Álvaro López de la Rosa

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